¿Por qué el poniente hace subir tanto los termómetros?

Antonio Rivera - 20 Ene 2012 - 16:09

Pocas palabras hacen temblar tanto a los habitantes de la costa de la comunidad valenciana como el Poniente. Y no precisamente temblar de frío, ya que, aunque luego veremos que no es precisamente un viento típico del verano, cuando le da por soplar en la estación veraniega hace que la zona de la costa se convierta en un horno, se disparen las temperaturas y desaparezca ese efecto refrigerante y agradable de las brisas marinas.

Se llama poniente al viento que sopla del Oeste, o sea, de donde se pone el sol (de ahí su nombre). De forma más genérica se le denomina terral, ya que bajo esta denominación se incluyen aquellos vientos que soplan del interior en las zonas costeras, independientemente de la dirección geográfica que tengan.

¿Y por qué llegan tan cálidos a nuestras cosatas? En primer lugar decir que son vientos que recorren toda la península ibérica hasta llegar a la costa, por tanto, la masa original que proveniente del Atlántico y que suele ser una masa fresca y húmeda, se va resecando y calentando al contacto con el suelo de la meseta que está muy cálido en esta época del año.

Por otra parte, y recurriendo a la fisicoquímica, entra en juego una de esas fórmulas generales que quien más y quien menos recuerda de sus años de estudiante: la famosa ley de los gases perfectos. Recordemos dicha ley:

gases-perfectos2

Lo que dicho en cristiano viene a decir que en un gas, la presión (P) a la que está sometido, multiplicado por el volumen (V) es igual al número de moles (n), o sea a la cantidad del gas, multiplicado por una constante (R) y por la temperatura (T).

La atmósfera, como sabemos, está formada por un conjunto de gases, los cuales podemos considerar que se comportan, más o menos, como un gas ideal. Imaginemos ahora que un día que sopla poniente nos encontramos en la meseta, por ejemplo en el interior de la provincia de Valencia. En éste lugar la temperatura no es muy alta cuando sopla poniente (viento de poniente, aunque el valenciano reviente, dicen en algunas zonas del interior…). Nos encontramos por ejemplo a 700 metros sobre el nivel del mar. Cuando nuestra masa de aire baja hasta la costa, aumenta considerablemente la presión a la que está sometido, ya que recordemos que la presión atmosférica no es ni más ni menos que el peso que ejerce la atmósfera sobre un punto determinado. Si bajamos desde los 700 metros hasta el nivel del mar, aumentará por tanto la cantidad de aire que hay por encima de la superficie, y por tanto la presión atmosférica. Volvamos ahora a nuestra fórmula: si aumenta la presión, para que se mantenga esa igualdad que denominamos ley de los gases perfectos, tendrá que aumentar la temperatura, y eso es precisamente lo que sucede y lo que a fin de cuentas hace que ese viento que en la meseta soplaba bastante fresco, aumente su temperatura considerablemente hasta llegar reseco y asfixiante a la costa.

Se suele asociar el viento de poniente al verano, debido a que en esta época es cuando sus efectos se hacen menos llevaderos, pero miremos la siguiente tabla en la que están indicados los días de poniente por meses para la ciudad de Valencia (periodo 1971-2000, fuente, Climatología de la ciudad de Valencia, José Ángel Núñez y Jesús Riesco)

dias-de-poniente-valencia1

Vemos en la tabla que casualmente son los meses de verano (junio, Julio y agosto) los meses en los que, gracias a Dios, menos veces aparece el poniente (1 vez al mes de media en los treinta años analizados), lo que contrasta con las 9 veces al mes en las que sopla el poniente en Enero y Noviembre. Pero claro, en estos meses más fríos, aunque el efecto sea el mismo y el viento que nos llegue haya aumentado considerablemente su temperatura con respecto a la que tenía antes de bajar a la costa, se convierte en un viento muy agradable que hace muy llevadero el invierno en las zonas costeras.

El poniente, suele soplar con bastante fuerza en las zona costera de la provincia de valencia, debido a que se encajona entre los valles del Turia y del Júcar, aumentando con ello su velocidad.

Para terminar un aspecto curioso: parece que la presencia de iones negativos en la atmósfera nos transmite tranquilidad y bien estar, mientras que la presencia de iones positivos nos hace estar nerviosos, intranquilos y saltar a la más mínima. Seguramente ya lo habrán deducido, y sí, tienen razón; las brisas marinas están cargadas de iones negativos y el poniente de iones positivos. Verdad que los días en los que sopla el poniente se sienten alterados, nerviosos y un tanto agobiados?. Cosas de los iones….