¿Por qué cambiamos la hora?
Antonio Rivera - 22 Mar 2012 - 14:34 Seguir @meteolp
Cada último fin de semana de marzo, coincidiendo con la madrugada del sábado al domingo a las 2.00h, entra en vigor lo que se conoce como horario de verano. Siempre que tenemos que cambiar la hora, lo cuál sucede dos veces al año, surgen muchas preguntas alrededor de este hecho, preguntas la mayoría entorno a que si es o no beneficioso cambiar la hora.
Realmente este que vamos a realizar el próximo domingo es el verdadero cambio de hora, ya que a nuestro país, debido a su posición geográfica en el globo, le corresponde ir 1h por delante del Tiempo Universal del meridiano 0º (GMT), el meridiano de Greenwich. Con el horario de verano que iniciamos el fin de semana iremos 2h por delante del GMT.
Podríamos decir por tanto, que el verdadero cambio horario es el de verano, en el que adelantamos nuestros relojes para aprovechar mejor la luz solar y ahorrar energía, o sea que lo que se busca con este cambio horario es el ahorro energético, haciendo para ello coincidir lo máximo posible las horas de luz solar con el horario laboral. De este forma, aprovechamos más la luz solar por las tardes, y evitamos que amanezca demasiado temprano en pleno verano, cuando la mayoría de la población está durmiendo.
Aunque existen controversias en relación a este ahorro, a tenor de los datos que proporciona el IDAE (Intituto para la diversificación y el ahorro energético) parece que los resultados son concluyentes: en nuestro país, el ahorro en iluminación en el sector doméstico por el cambio de hora durante los meses que tiene efecto; es decir, desde final de marzo hasta final de octubre, puede representar un 5%. Si el consumo medio de una familia española es de 3.200 kWh., el ahorro sería de más de 6 € por hogar y más de 60 millones de euros para el conjunto de ellos. A ello habría que sumar, procedente del sector de comercio y servicios, un ahorro del 3% (más de 6 millones de €) en concepto de reducción de consumo de aire acondicionado. En global se calcula que el ahorro energético en nuestro país se sitúa en torno a los 300 millones de €, con el consiguiente descenso en emisiones a la atmósfera.
En otro orden de cosas, mucho se habla todos los años de cómo afecta el cambio horario a nuestra salud. La verdad es que según la inmensa mayoría de los estudios, tan solo aparecen problemas menores asociados a trastornos temporales del ritmo biológico regido por la insolación que, ocasionalmente, pueden derivar en alteraciones hormonales. Aunque bien es cierto que este tipo de alteraciones suele compensarse a los pocos días de haberse producido el adelanto horario, de modo que los ritmos de luz solar y el reloj interno que interviene en la liberación de hormonas que participan del ciclo sueño-vigilia tienden a acompasarse.
Haciendo un poco de historia las primeras referencias acerca del cambio horario las encontramos en el S-XVIII, concretamente en 1784, cuando el científico estadounidense Benjamín Franklin en base a la idea del aprovechamiento diurno de luz natural planteó adelantar los relojes una hora durante el verano, a fin de aprovechar mejor la iluminación natural y así consumir un menor número de velas para alumbrarse durante la noche. No obstante no llegó a ponerse en práctica. Más tarde, en 1905 el constructor inglés William Willett concibió el horario de verano durante un paseo a caballo previo al desayuno, cuando se sorprendió pensando cuántos londinenses dormían durante la mejor parte de un día de verano.
A raíz de la 1ª guerra mundial y con el propósito de ahorrar combustible, el kaiser Guillermo II de Alemania decretó el inicio del cambio de hora el 30 de abril de 1916, que también se aplicó a sus aliados y las zonas ocupadas, siendo los primeros países europeos en emplear el horario de verano. Varios países beligerantes y neutrales de Europa les siguieron. Estados Unidos al igual que España no lo hicieron hasta 1918.
Durante muchos años no existió una regulación conjunta acerca del cambio horario, y cada país fue adoptándolo o no de acuerdo a sus intereses. Así, por ejemplo en España no se produjo dicho cambio horario entre los años 1950 y 1973.
Fue una nueva crisis energética la que hizo que esta medida que tiene como principal objetivo el ahorro energético saltara de nuevo a la palestra. En 1973 los países miembros de la OPEP impusieron un embargo petrolero de importantes consecuencias económicas, por lo que las naciones industrializadas comprendieron la urgencia de impulsar medidas del cuidado de la energía, que al mismo tiempo permitieran reducir la fuerte dependencia que actualmente se tiene de los combustibles fósiles, tales como el petróleo y el gas. De esta forma, a partir de 1974 comenzó a generalizarse el cambio de hora. Bien es cierto que no todos los países del mundo adoptan este horario, e incluso no en todos los que lo adoptan entra en vigor en la misma fecha (EEUU por ejemplo no vuelve al horario de invierno hasta el 7 de noviembre).