El día de la Tierra

Antonio Rivera - 20 Ene 2012 - 16:07

Desde hace 40 años, cada 22 de Abril, se celebra, con más pena que gloria bien es cierto, el Día de la Tierra. Saben que uno no es muy amigo de estas celebraciones, ya que en el fondo me parecen algo parecido a "el día del padre" o el día de la madre", algo que evidentemente se tiene que celebrar todos los días y no un día al año.

Aunque no dejo de reconocer que el fin es bueno y que todo lo que sea intentar concienciar a la gente acerca de lo importante que es cuidar nuestro medioambiente es importante, me sigue pareciendo como una cura de nuestra conciencias, algo parecido a dar dinero para apadrinar niños cuando es navidad, para así justificar nuestra malas prácticas el resto de días del año.

El origen del día de la Tierra se remonta a principios de los años 70, cuando la sociedad norteamericana estaba envuelta en protestas constante cuyo eje central era la guerra de Vietnam. Aprovechando esta coyuntura social, el senador Gaylor Nelson convocó una gran manifestación popular para protestar acerca del poco caso que se le hacía a los temas medioambientales en su país. La convocatoria caló muy hondo principalmente dentro del mundo universitario, y se calcula que más de 20 millones de personas se unieron por primera vez en la historia para reclamar un mejor cuidado de nuestro planeta. En los primeros años, los éxitos fueron importantes, creándose a partir de ese momento instituciones como la EPA (Agencia de protección medioambiental) creada por el gobierno de Nixon para proteger el medioambiente y la salud pública.

Y, ¿desde entonces que? Pues mucho intento de concienzación, muchas protestas, pero poco más. Realmente los problemas medioambientales son graves, importantes y nos conciernen a todos, eso lo sabemos; pero es muy difícil cambiar el sistema actual en el que vivimos, y más si esto influye a renunciar a las comodidades en las que vivimos los países ricos. Somos -los países ricos- una sociedad del desperdicio (desperdiciamos luz, energía, electricidad, comida, agua, etc). Claro, tal cantidad de desperdicio hace que el mundo esté mal repartido: un 20% de la población mundial gasta un 80% de los recursos. El problema es que los países pobres quieren dejar de serlo, y para ello no tienen a día de hoy otra forma de hacerlo que haciendo las cosas tan mal como las hemos hecho los ricos para llegar a ser ricos. Y, ¿qué valor moral tenemos los ricos para no dejarles a los demás hacer lo que nosotros hemos hecho? Lo que está claro es que tenemos que cambiar nuestra actitud, ser más eficientes, utilizar energías cada vez menos contaminantes, y pensar que, a día de hoy, no tenemos otro sitio en el que vivir que nuestro planeta Tierra, un planeta en el que los recursos no deberían tener propiedad privada.

Y recuerden, el día de la Tierra debe de ser todos los días, no sólo hoy.